En los detalles
¿Cuál es el
objetivo de esto? No lo sé, creo que recordarme día a día que es lo esencial,
lo que alimenta mi alma. Solo cuando me encuentro bajo el sol y siento ese
calor en mi frente todo vuelve a mí, por eso con estas líneas espero tenerlo
más presente.
En los
últimos meses, cada charla con mis amigos desemboco en nuestras frustraciones
laborales, de pareja, con nuestras familias.
¿Qué paso? Acaso la receta no era estudiar, ser buen hijo, ser buena
pareja, ser buen profesional. Y ahí me di cuenta, nunca le di un rol
fundamental al disfrute. ¿Porque tenía en mi cabeza que todo solo se ganaba a
través del esfuerzo y sacrificio? ¿Acaso no había lugar para disfrutar? ¿Corríamos
detrás de qué cosa? Ya ni sabía que era lo que perseguía.
Hace poco
me encontré con mis cosas, mi casa, conmigo. No fue fácil, no es fácil. Hay
días que no me reconozco, me asusto porque me pierdo. O quizás porque con lo
que me encontré no era lo que esperaba. Como también hay días que agradezco y
me doy cuenta de lo afortunada que soy. En
esos días en donde me sentí plena, me di
cuenta que los detalles fueron los que alimentaron mi sonrisa.
¿Pero por qué
pierdo el foco si reconozco lo que me llena? ¿Qué es lo que no permite a mi
cerebro aprender esas rutinas? Si fue capaz de aprender formulas de análisis
matemático o explicaciones físicas de fenómenos de la naturaleza. ¿Por qué un
simple hecho cuesta tanto?
A partir de
las conversaciones con mis amigos me di cuenta que solo reaccionábamos con
hecho muy trascendentales. Pero que solo brotaba en nosotros ese aire de cambio
por un tiempo, y la mayoría de las veces sin
ser escuchado. ¨En las crisis no hay que tomar decisiones¨ lo escuche
tantas veces. ¿Y si no es tan así? Si ahí es donde nuestro verdadero yo esta
gritando para que lo escuchen. Tengo tantas preguntas. Ilusa yo; pensé que
llegando a los 30 las cosas estarían más claras. Pero por el contrario solo
tengo más preguntas y un poco más elaboradas a partir la información y del vocabulario adquirido durante los
años. Pero siguen estando ahí. Me olvide de entrenar a mis sentimientos, mis
risas. La lucha conmigo se acrecentó, ¿por qué no me puedo reconciliar conmigo?
¿Qué tanto mal me hice? … Y sigo llenado las páginas de preguntas…
Todas esas cenas,
cafés con amigos seguían permitiéndome descifrar
un poquito más como nos parábamos antes estas situaciones. Y el denominador común
era la negación.
”Sé que
tengo que cambiar…”
”El
problema radica en que no tengo alguien con quien compartir, el día que lo
encuentre me voy a sentir pleno…”
”Tengo que
dejar de vivir en los mandatos de mi familia y permitirme hacer lo que quiero…”
”Soy estructurado,
no encajo con cualquiera…”
Todos
enfocando la mirada para afuera… ¿y hacia adentro? ¿Asumíamos que tenia responsabilidad tanto yo
como mi entorno? No lo creo. Eran sus crisis, mis crisis. ¿Por qué no me hago
cargo de que soy un individuo y tengo poder sobre mí?
Lo sé, sigo
llenado páginas de preguntas. No sé si alguna vez las voy a responder pero por
lo menos quiero recordar. Volver a leer esto y recordar el día hoy, en el que
me siento yo. Ese Yo que me gusta. Esto sería como una lista de supermercado,
me hace recordar de las cosas que me hacen falta y necesito.